El debilitamiento de un modelo turístico tradicional
en algunos países desarrollados ha favorecido el surgimiento de nuevas formas
de hacer y pensar el turismo. Hoy el interés de la actividad turística apunta
hacia la búsqueda de un ambiente natural ‘sano’, un producto turístico más
auténtico, una mejor distribución de la oferta en el territorio y la
incorporación de nuevos espacios para el desarrollo del turismo. (SECTUR,
2004).
Bajo esta perspectiva, el turismo alternativo es
concebido también como un factor para el desarrollo local sustentable, es decir
como un elemento dinamizador para que las áreas rurales obtengan fuentes
alternativas de ingresos y no tengan que ‘destruir’ sus recursos para poder
subsistir (Bringas y Ojeda, 2000, citado por Bringas, R et al, 2004).